Hace unos días salí a caminar temprano. No tracé un recorrido, seguí la calle recta paralela a la avenida. Durante el paseo intenté concentrarme en el suelo, quería encontrar algo.
Una vez, Daniela me dijo que escribiera una carta. Me aconsejó que en ella intentara despedirme y desprenderme de una vez por todas de aquellas respuestas a las que nunca llegaré. Luego de escribirla, el paso que seguía era ir a un lugar que hubiese tenido mucho significado y abandonarla ahí. Como esperando a que esa persona la fuera a buscar.
Nunca la escribí.
En esa caminata matutina pasé por lugares en los que me imaginaba a gente dejando sus cartas. Sus despedidas.
Me convertía en su pena imaginaria y me dolía el pecho.
Cuando volví a la casa quedé con una sensación de pérdida.
He vuelto a mirar al cielo y extrañar cosas. Algún día seré pajarito, pienso antes de acostarme.
dejo una foto que saqué en el paseo:

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