La
primera vez que me dijeron puta tenía 12 años. Ni siquiera había dado mi primer
beso. La basta de mi falda siempre fue tema entre inspectores, compañer@s y
alumn@s de otros cursos. A mi me gustaba así, nunca me importó que me huevearan.
Las
anotaciones por mala conducta me costaron la condicionalidad. Me cambié de
colegio. A los 15 tuve mi primer pololo y mis primeros acercamientos sexuales.
De nuevo me dijeron puta, maraca, calienta sopa, etc. La mayoría de esos
sobrenombres vinieron de una compañera de mi ex. No la conocía. Después me
dijeron que a ella le gustaba el ahueonao. Qué culpa tenía yo. Me gritó varías
veces y me violentó físicamente en otras ocasiones. El huea de mi ex no hizo
nada. Los profesores tampoco. Lo dejé pasar. Terminé con él.
A
los 16 me enamoré por primera vez. Viví muchas primeras veces de todo tipo a
esa edad. A los 17 falleció mi papá. Creo que después de eso nunca más me
dijeron puta. No me acuerdo, la verdad.
De
ahí en adelante empecé de a poco a construir mi coraza. Una crisálida que le permitía
a unos pocos cruzar. Transformé mis recuerdos en delgados hilitos de seda que
iba enredando en mi alma. El dolor tenía que servir para algo, me convencí a mí
misma.
Que
difícil relatar lo que vino después. Los 18 fueron el inicio de …
Qué
mal. Tengo algunas citas de libros preciosos guardados de hace años. En ellas
me reflejo. Dejo algunas.
Momentos
como éste, en el que escribo rodeada de un benéfico y raro silencio, son todo
lo que requiero para gozar, para amar la vida. Momentos de paz, en el que la
congoja se aplana, en el que la turbación exterior choca contra los cuadritos
de las paredes que la obligan a retirarse, que me llena de felicidad serena.
Lo
que yo quisiera es vivir mi vida diurna entre libros y papeles y pasar las
noches junto a un cuerpo. Ése es mi ideal. ¿Es lascivo? ¿Es lujurioso? ¿Es estúpido?
¿Es imposible? ¡¡¡Es mío!!! Y con eso basta.
Ellos
no saben lo que es llorar sobre una hoja vacía y llenarla pacientemente con
signos creados por una misma.
Imposible
la plena comunicación humana. Los otros, siempre nos aceptan mutilados, jamás
con la totalidad de nuestros vicios y virtudes.
En
mi amor todo es pérdida.
(Diarios de Alejandra Pizarnik)
Me
acuerdo de fantasear con suicidarme y con la carta que dejaría.
Me
acuerdo de morderme un pedacito de carne en la boca hasta que me sobrevenía una
especie de dulce dolor.
(Me acuerdo de Joe Brainard)
La
poesía debe ser un asalto.
(Manifiesto Futurista de F.T
Marinetti)
Digo
siempre adiós, y me quedo.
(Altazor de Vicente Huidobro)
Salir
de sí mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos
esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad.
(La verdad de las mentiras de Marío
Vargas Llosa)
¿Qué
puede haber en este vacío, en esta nada? ¿Empieza ahí la literatura? Escribir
como una forma de alejarse de la pesadez.
Solo
puedo levantarme después de tocar fondo.
(Un lugar seguro de Olivia Teroba)
Cuando
alguien se va, hay que revisarse el cuerpo por dentro. Mirarse los órganos. Y
las pupilas. Las pupilas sobre todo. Hay que arrancárselas y sacarlas fuera y
hacer que miren otra vez el mundo. Hay que ponerlas en un desesperado intento
de salvación aparte. Porque lo único seguro es que lo que veías ya no vas a
poder volver a verlo nunca más.
(Un momento de ternura y piedad de
Irene Cuevas)
Tengo
muchas más, pero sigo en otro post.