Escribir es intentar descubrir lo que escribiríamos si escribiésemos, así lo expresa Marguerite Duras, pasando del infinitivo al condicional y luego al subjuntivo, como si sintiese el suelo resquebrajarse bajo sus pies.
Los días calcinados.
(…) La lengua griega tiene una palabra para describir su obsesión: póthos. Es el deseo de lo ausente o lo inalcanzable, un deseo que hace sufrir porque es imposible de calmar. Nombra el desasosiego de los enamorados no correspondidos y también la angustia del duelo, cuando añoramos de manera insoportable a una persona muerta.
(…) la vida ritualizada; el amor al pasado; el culto a la muerte.
A eso se reducen todas las necesidades: luz, lectura y letrinas.
Leer es un ritual que implica gestos, posturas, objetos, espacios, materiales, movimientos, modulaciones de luz.
Leer construye una comunicación íntima, una soledad sonora
La biblioteca como clínica del alma.

No hay comentarios:
Publicar un comentario